Indicadores periféricos externos

Estoy desolado. Hemos perdido el interés por nuestra prima de riesgo. Seguíamos su pulso diario, su temperatura, como si de un familiar se tratase, necesitado de toda la atención y preocupación por su delicado estado. Nos estamos alejando. Los partes médicos cada vez son más escuetos, ahora tan solo nos referimos al paciente en base a sus INDICADORES PERIFÉRICOS EXTERNOS. Hoy, la prima ya nos cae gorda, nos aburre.

Mientras tanto el presidente de nuestra conferencia episcopal se encomienda a la inspiración del Espíritu Santo para que nos guíe en la elección de un nuevo Papa, no nos aconseja indagar en la palabra de dios o en la ética de sus mandamientos, que, desprovistos de la fe ciega y colocados en la balanza de una justicia sin venda, podrían figurar en cualquier declaración universal de derechos humanos.

Nos queda al menos ese espejo publico de las televisiones donde un tal Vázquez se mantiene firme denunciando, con su delicada sensibilidad, las injustas envidias hacia unos personajes maltratados por una sociedad que los arrincona, desprecia y calumnia; o ese emblema del frescor juvenil y espontáneo; ese faro que alumbra desde Gandia Shore y sus homólogos internacionales de unos jóvenes comprometidos con su tiempo, un tiempo de tocarse los genitales y lucir, como monos ornados de seda, en un entorno sembrado y mancillado por sus propias excrecencias.

Vendrá algún listillo militante de círculos populares y nos dirá que eso es consecuencia del continuo recorte en cultura y educación. Y es que cuando a esta sociedad de nuevos ricos se le proporciono el acceso a la cultura, solo la utilizo para acrecentar su ignorancia esculpiéndola   en letras de oro para habitar en palacios deslumbrantes sin el correspondiente saneamiento interno de sus estructuras y sin unos pilares sólidos en los que fundamentarse.

Triste pueblo, el nuestro, muy triste, ignorante, vacuo y provinciano en el peor sentido de la palabra (perdón, soberanista y defensor de identidades culturales). Si bastante analfabetos somos, en el global de la cultura actual, solo nos faltaba alardear en los foros internacionales de alpargatas

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